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A veces llegan tebeos suecos. Parece ser que allá arriba no tienen suficiente con escribir novelas de misterio y también tienen ganas de dibujar historietas. Quien ha puesto su mira en aquellas latitudes ha sido Sapristi. El sello que dirige Octavio Botana ya había importado el interesante ‘Doble sentido’, de Niklas Asker, y recientemente ha publicado en España ‘Alena‘, de Kim W. Andersson, un excelente tebeo de terror adolescente. En ‘Alena’ el horror sobrenatural se entremezcla con la maldad de lo cotidiano para ofrecer una trepidante y adictiva historia sobre tomar las riendas de la vida… De la manera equivocada.

Si en la portada de ‘Alena’ hubiesemos encontrado el sello de la editorial estadounidense Image, gran factoría del mejor cómic ‘mainstream’ actual, en nada nos hubiera sorprendido. Aunque en realidad este tebeo es más sueco que el IKEA, nuestra intuición no iría muy desencaminada. Kim W. Andersson debutó en 2009 con la serie ‘Love Hurts‘, una colección de historias románticas de terror que este mismo 2015 Dark Horse ha publicado en formato integral. A buen seguro este ‘Alena’ acaba también por cruzar el charco. Aunque la acción transcurra en el Viejo Contiente, queda claro en las páginas del tebeo que Andersson es devoto seguidor de los viejos cómics de EC y la Warren.

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Con ‘Alena’, Andersson mantiene el camino que se ha trazado con ‘Love Hurts’. Alena es la marginada del internado para niños ricos en el que estudia gracias a una beca. Es la rara, y pronto se convierte en objeto de burla y acoso de las chicas ‘populares’, a cuyo juego se prestan también los chicos. Alena contaba con una única aliada, Josefin, pero murió en extrañas circunstancias. El sentimiento entre las dos muchachas iba más allá de la amistad… Y de la muerte. Una fantasmagórica Josefin sigue velando por Alena, de una forma tan obsesiva y agresiva que su presencia va a traer dramáticas consecuencias.

Sangre, adolescentes, fantasmas, venganza, algo de sexo y humor negro… Andersson sabe encajar todos los elementos e influencias que maneja para que ‘Alena’ sea un tebeo potente que se lee con avidez. Se podrían forzar las comparaciones y decir que es como si Jaime Hernández se hubiera propuesto hacer un cómic al estilo de la EC, pero seguir citando referentes está por demás. ‘Alena’ funciona porque es una buena historia de terror.